Sagrada Familia - VENDIDO

No es fácil competir con un padre famoso, que gracias, no solo a su habilidad en la pintura sino también a sus capacidades empresariales, había creado un verdadero monopolio comercial con su taller. Anton Maria Piola, primogénito de Domenico, no fue el heredero natural de la empresa familiar de su padre, quien prefirió a su hermano Paolo Gerolamo para la dirección de Casa Piola. Pintor liquidado brevemente por el biógrafo Ratti “… del Padre la Pintura aprendió, y el estilo siguió con excelente semejanza ” [p. 49] imitador ciertamente del padre pero tan bueno que se confunde a primera vista con él; solo una atenta lectura permite identificar su propio estilo, ciertamente condicionado por la fuerte demanda de “copias” del Maestro requetésimas por el mercado. Pero su bravura es confirmada por el mismo Ratti “ Y tuvo Antonio Maria una gran facilidad en copiar los cuadros de los más insignes Maestros: del que nos hacen fe muchas bellísimas copias, y algunas especialmente de retratos del Vandik; los cuales no hace mucho fueron vendidos: ”[p. 50] como el retrato de Agostino Pallavicino por citar uno (¡las réplicas de las pinturas de éxito eran muy solicitadas en todas partes!). El fulcro de la composición en esta graciosa pequeña tela se centra en la comunicación no verbal, transmitida por el intercambio de miradas y caricias, por las actitudes y movimientos entre madre e hijo. En el centro de la escena representada encontramos a María apoyada en el suelo que estrecho entre los brazos, a Jesús Niño tendido en su regazo y envuelto en el manto azul que la viste, en segundo plano, silenciosos e inmersos en la oscuridad, san José y dos putti alados asisten a la escena. Las pequeñas dimensiones del cuadro nos indican una función devocional privada con un sujeto la “Sagrada Familia” muy requerido por los comitentes. Dimensiones: tela 45 x 30,5 cm